Nací para servirte.
Cuando Jimin salió de la habitación por la mañana, Jungkook tuvo la idea de que sería sencillo estar sin él; lo único que tenía que hacer era evitar todo pensamiento acerca del omega ojiazul, pero es más que obvio que eso no sirvió de nada. Mantener el control de su lobo fue demasiado complicado; trató de dormir otro poco pero en varias ocasiones se despertó exaltado ante la idea de "su" omega lastimado de alguna forma. Desde la charla con el doctor Moon su mente no deja de pensar en una sola cosa.
Jimin con la marca de alguien más en su cuello.
Estaba enloqueciendo de furia al pensar en las heridas que alguien podría causarle al omega, en lo frágil que debe lucir en la calle, a merced de cualquiera que desee dañarlo; la ira crecía cada tanto en su interior y por más que tratara de alejar sus pensamientos de esas horribles imágenes, su lobo seguía repitiéndolas como una tortura; como si mereciera ser castigado por dejarlo solo... Odia los instintos animales, tan malditamente protectores.
Pero a pesar de su autoflagelación, se veía mucho más repuesto que antes, dormir con Jimin fue una excelente medicina y no va a molestarse demasiado en ocultarlo. Unas horas después de que Park dejara su habitación, una enfermera se acercó a él para medir sus signos vitales y ejercitarlo de la forma en la que lo hace Jimin, obviamente sin las chispas y escalofríos que el menor le provoca. Su lobo se mostraba renuente, rasguñando el interior de su pecho pero lograron terminar la terapia sin mayores problemas.
Sin embargo, sus piernas dolían un poco, así que el médico recomendó que por las tardes-noches se levantara a caminar en compañía del enfermero en turno, su lobo movió la cola contento; Jimin vendrá a verlo hoy en la noche y podrá acompañarlo. Además el doctor le comentó que si su estado mejoraba existía la posibilidad de que al día siguiente lo pasaran a una habitación regular.
Unas horas más tarde, su lobo arañaba y gruñía como loco dentro de sí, sentía que debía dejarlo tomar las riendas pero lo ignoró; sabe que algo no va bien y no sabe que es, pero muy seguramente es lo mismo que lo ha atormentado desde temprano, no puede solo convertirse en una bestia destructiva por la simple posibilidad de que alguien ataque al ojiazul. No pasaron muchos minutos de eso, cuando vio entrar a Jimin por la puerta, aunque el ojiazul no se veía tan feliz, su lobo se calmó un poco ante su presencia pero había algo más que seguía torturándolo.
—Buena noche, Jungkook —saludó sin su habitual sonrisa brillante, solo simulaba una carente de alegría. Tomó asiento en la silla a su lado.
—Buena noche, Jimin —devolvió el saludó, ansioso por escuchar más de su linda voz. Jungkook no niega la belleza del omega y si estuvieran bajo otras circunstancias, de igual forma buscaría alguna cercanía con el chico, es completamente su tipo físicamente, pero aún le parece tan extraño sentir esa necesidad de sentirlo y escucharlo a cada momento del día. Jimin tomó el expediente y lo revisó para ver el historial nocturno.
—Darás tu caminata más tarde, ¿sí? Creo que tu madre o tu padre vendrán a verte y querrán acompañarte —miró a los ojos verdes para esperar el asentimiento que por supuesto recibió—. Y si tienes algún problema o algún síntoma extraño, el que sea, por favor, avísame porque es importante, no puedes irte al área común si aún tienes complicaciones —advirtió.
—Claro —dijo mirando al chico—. ¿Jimin, puedo hacerte una pregunta? —ni Jungkook ni su alfa soportaban más la voz apagada y el constante sentimiento de tristeza que tanto le hacía doler el pecho, tenía pocos días de tratar al omega pero sabía que no se encontraba bien. Estaba tan alejado a pesar de estar tan cerca, se veía tan triste y Jungkook solo quería verlo tan feliz como hace unas horas, como los días anteriores.
—Claro, dime —dijo tomando la bolsa de suero e inspeccionándola como si tratara de evitar el contacto visual con el alfa. Jungkook tomó su mano y esa sensación que extrañó todo el día hizo que su instinto se apaciguara un segundo, solo un segundo porque inmediatamente se encendió de nuevo y más intenso que antes.
—¿Por qué estás triste? —soltó. Jimin tragó saliva visiblemente y de nuevo desvió la mirada hacia su intravenosa.
—No lo estoy... —negó y con el dedo índice de su mano libre siguió los escritos que estaban en la pegatina que cubría la aguja—. Tendremos que cambiarte esto pront...
—Hoy no eres mi enfermero, Jim —regañó con una sonrisa a medias y tomó la mano libre del chico—. Y si estás triste, puedo... sentirlo.
—No quiero hablar de eso —simplemente negó con la cabeza sin prestar atención a las palabras del chico.
—Somos amigos, ¿no? O al menos intentamos serlo —insistió—. Dicen que soy tu alma gemela, al menos debo saber por qué estoy tan triste de pronto —rió sin gracia. Es extraño como sus sentimientos parecen coordinarse con los del omega, obviamente es en una fracción muy pequeña, pero la tristeza ajena en su pecho se siente demasiado mal.
—Es sobre mi hermanita —agachó la mirada con lágrimas llenando sus ojos, el alfa se sentó de inmediato en la orilla de la cama, ignorando el mareo que lo atacó por levantarse tan de pronto, atrajo al omega hacia su regazo, mientras éste se dejaba hacer sin objeción alguna, Jungkook acariciaba su mejilla con el dorso de su mano, pasaba suavemente sus dedos para consolar al menor que pareció llorar con más fuerza al sentirse tan arropado. Jungkook lo rodeó cuidadosamente por la cintura y apretó ligeramente para demostrar que lo escuchaba—. Ella tuvo un accidente hace dos años y... —no podía hablar con normalidad.
—Shh, te tengo —el alfa hizo algo que se sintió bien para ambos; marcó al omega con su olor para tranquilizarlo mientras lamía las lágrimas que se deslizaban por sus mejillas. Era algo que parecía primitivo si se detenía a pensarlo, era como un animal acicalando a otro para calmarlo y calmarse a sí mismo, en otro momento de su vida Jungkook había pensado que era algo asqueroso; pero no ahora, no con Jimin que luce cada vez más calmado ante sus caricias.
—Ella ha tenido muchas cirugías —hipó—. Y-Y hace unas semanas le dijeron que estaba progresando pero hoy Yoongi me dijo que... —sus ojos nunca se vaciaron en realidad, solo se regaban como cataratas infinitas ahogando el corazón del alfa—. N-Necesita otra cirugía, y eso lo sabíamos pero el seguro de papá se acabó y... —no podía explicar lo que pasaba debido al llanto.
—Mi niño, tranquilo, necesito que te calmes, no me gusta que estés así... —suplicó el alfa mientras se restregaba contra la fuente de aroma del menor, bañándolo completamente en un intento desesperado por apaciguar su dolor—. Todo tiene solución, dímelo y lo haremos, pero cálmate.
Estuvieron así por unos minutos; Jungkook luchando por no salirse de control por tener frente a él a Jimin tan triste y el omega esforzándose por no llorar tanto, luego por no quedarse dormido ante los cuidados del alfa que lo arrullaba entre siseos y tarareos de canciones que no conocía pero le gustaban. Jungkook le acariciaba la cintura y el cabello mientras el rostro del omega estaba escondido en el cuello del mayor.
—¿Estás mejor? —preguntó cuidadosamente alejando al omega para verle a la cara, lo vio asentir así que continuó—. ¿Puedes contarme? Seguro hay una solución —el omega asintió de nuevo y habló con un poco más de fluidez.
—Cuando mi hermana tuvo el accidente, la empresa en la que mi padre trabaja cubría las cirugías —suspiró para no llorar nuevamente—. Ni siquiera las cubren por completo, cubren el 50% y nosotros el resto pero... —su voz se cortó así que el alfa nuevamente balanceó las piernas para arrullarlo—. Para esta cirugía ya no van a cubrir ni siquiera eso y no sé qué vamos a hacer —agachó la mirada acumulando lágrimas otra vez—. Tendré que buscar otro trabajo y... —suspiro—. No lo sé —negó—. Tal vez salirme de la escuela.
—¿Por qué no las cubren? —su pecho empezaba a cubrirse por el enojo y la molestia, alguien había hecho algo que lastimaba al precioso omega, su lobo le decía que tiene que hacer algo al respecto.
—Al parecer la empresa está viendo por su economía, así que recortan el presupuesto de salud para las familias de los empleados —se escondió de nuevo en el cuello de Jungkook suspirando el relajante aroma a tierra mojada—. No sé a quién se le ocurrió la idea pero seguramente es alguien terrible.
Jungkook se tensó de inmediato, él comprendía toda la situación; él mismo había ideado algo así para la empresa de su padre, recortar los servicios médicos para terceros era un recurso benéfico para la economía de las empresas. Antes de su accidente, ejercía como consejero administrativo y economista en la empresa de su padre, así que propuso ideas como ésta para mejorar los ingresos, cosa que su padre aceptó, pero ahora, ahora solo quería que la empresa y la persona a la que se le ocurrió eso, esté suplicando perdón a la familia de su omega por hacerlos sufrir así.
—Mi padre tiene contactos, tenemos dinero, nosotros pagaremos por la cirugía —apretaba más a Jimin contra si para transmitirle la seguridad—. Ya no estés triste, se solucionó, yo las pagaré.
—Claro que no lo harás —rió, su lobo se sentía a salvo, confiado de que todo se había solucionado, de que "su alfa" iba a arreglar todo y que no debía preocuparse por nada, pero Jimin sabe que las cosas no son así; ellos no se conocen y por muy buena persona que Jungkook sea, nadie debe pagar cuentas tan grandes por él o su familia.
—Puedo hacerlo y quiero hacerlo, así que no veo por qué no —se encogió de hombros aún sin alejarse del abrazo que mantenían.
—Las cosas no funcionan así —rió de nuevo—. Tu familia se ve de dinero y todo eso, pero eso no es excusa para que hagan eso por mi familia —negó.
—Tú has hecho mucho por mí, seguramente mis padres quieren darte toda nuestra fortuna, así que no veo diferencia.
—Pero yo no hago las cosas buscando un pago... Así que no, y es la última palabra —sentenció sin moverse de las piernas de Jungkook, al contrario, buscó más contacto y llevó una mano al cabello rizado mientras recargaba la cabeza en el hombro de este—. Gracias por calmarme y perdón por llorar tanto.
—No tengo ningún problema —recargó su cabeza en la del contrario—. Soy alfa para cuidar de ti, omega, es mi deber.
—No es un deber, pero gracias por esto —aspiró una última vez antes de separarse, se puso de pie y limpió sus mejillas para despejarlas de las lágrimas restantes mientras Jungkook lo observaba con ojos cautelosos—. Si me hubieras preguntado qué tal mi trabajo en la cafetería nos habríamos ahorrado las lágrimas —el rizado regó riendo y tomo su mano.
—No me molesta que confíes en mí —sonrió y acarició la mano ajena—. Pero dime... ¿Qué tal tu día en la cafetería?
—¡Fue una locura! —su rostro tomó un poco más de color y alegría y aunque Jungkook seguía sintiendo esa mala sensación, se felicitó a si mismo por hacer algo bien para el chico—. Un tipo intentó pagarme con un billete falso y mi jefe casi le patea el trasero —sonrió al contarlo y tomó asiento en la camilla, al lado del mayor que seguía acariciando su mano con suavidad, prestándole total atención—. Y estoy tan cansado como si mil clientes hubieran estado hoy ahí.
Jungkook lo observó con detalle, su forma de hablar y los gestos que tiene al expresar alguna cosa que le desagrada o ama, cómo mueve sus manos para detallar la conversación y cómo fluye tan hermosamente como si sintiera que se conocen de muchos años. Tal vez tener un crush con Jimin no sea tan ilógico como se ha obligado a pensar
✧✦✧
Eran alrededor de las 9pm cuando la puerta de la habitación se abrió, revelando a una de las alfas más lindas que Jimin ha conocido.
—¡Buena noche, señora Jiyoung! —sonrió hacia la alfa que no había visto desde que charló con Jungkook por primera vez hace ya algunos días.
—Hola, corazón ¿cómo estás? —le devolvió el saludo apresurándose a besar su mejilla.
—Muy bien, ¿y usted? —correspondió al besó y luego abrió los ojos enormemente al recordar que Jungkook estaba dormido a su lado; El alfa le puso toda la atención posible a su charla hasta que los medicamentos hicieron de las suyas y le causaron un terrible sueño que terminó por ganarle; Jimin solo tomó su mano como de costumbre y cuidó de su sueño lo mejor que pudo.
Jiyoung sonrió al ver a su hijo dormir tan tranquilo.
—Mucho más feliz ahora —sonrió en grande, la sinceridad y la felicidad brillando en su sonrisa, el ambiente ya no se sentía agrio ni desolado como cuando Jiyoung visitaba a su hijo en coma; la lavanda era pura y con toques de alegría en ella, en definitiva la mujer se encontraba mucho más animada.
—Se nota —sonrió mostrando las arruguitas de sus ojos—. Me alegro mucho de que Jungkook se haya mejorado.
—A mi me alegra mucho más —rió la mujer—. ¿Sabes si lo van a llevar a un cuarto normal pronto?
—Si, de hecho hay posibilidad de que sea mañana —el rostro de la mujer se iluminó y eso hizo a Jimin feliz—. Voy a despertarlo para que dé una caminata y ver si hay problemas, esperemos que no, para que pronto esté en una habitación regular —se acercó al rostro del rizado y tocó su hombro con cautela—. Jungkook —llamó a la par que lo sacudía levemente—. Jungkook, despierta es hora de que camines un poco, levántate —lo sacudió de nuevo. El nombrado solo tomó la mano del omega entre las suyas y la llevó a su rostro para acurrucarse en ella mientras murmuraba un "cinco minutos más" haciendo que su madre y el omega sonrojado soltaran una risa.
—¡Jeon Jungkook, despierta ya! —regañó su madre a modo de broma, el alfa se levantó como si la cama tuviera resortes que lo impulsarán, abrió los ojos para encontrarse con su linda madre observándole—. ¡Hola, mi cachorro!
—¡Mamá, estás sonriendo! —señaló como si no fuera visible a plena vista, pero es que después de solo oler y escuchar tristeza proveniente de su madre, tenía que hacerlo notar a todo el mundo y planetas cercanos.
—Te extrañé tanto, mi niño —lo abrazó cuidadosa como si el ojiverde fuera a romperse—. Pero ya, estás de vuelta, sano, salvo y sin ningún rasguño.
—Rasguños si tengo y unos muy grandes —el alfa se encogió de hombros—. Y así como sano sano, tampoco estoy —era una evidente burla que hizo que su madre frunciera el ceño—. Además me visitaste ayer, no debes extrañarme tanto.
—Cállate, niño... Después de lo que te pasó, te voy a extrañar incluso en los 10 minutos que tardes en la ducha —Jungkook rió—. Ahora obedece a Jimin, levántate —ayudando al alfa a ponerse de pie.
—Siempre lo hago, ¿verdad, Jim? —dijo sin meditar el apodo, pero tampoco repuso sus palabras, además el omega pareció no incomodarse.
—Pues a mi si, pero he escuchado que le gruñe a algunos médicos y enfermeros —dijo Jimin en tono socarrón acercándose para que el alfa se apoye en él.
—No fui yo —dijo dando el primer paso y haciendo una mueca de dolor ante el poco uso de sus extremidades—. Fue mi tonto lobo que no se contenta con nada.
—Tu lobo no es tonto —repuso Jimin con el ceño fruncido.
—Lo dices porque tu omega quiere defenderlo, pero si no fueras mi destinado seguro lo pensarías también —aseguró con un poco de risa en su voz—. Si no pregúntale a esos doctores y enfermeras —rió por completo junto con el omega, sus brazos estaban entrelazados y caminaban despacio mientras una alfa pelinegra muy sonriente los observaba del otro lado, contenta por ver las reacciones que su hijo mostraba con el chico a su lado.
Al dar algunos otros pasos el dolor fue disminuyendo y Jungkook podía sostenerse adecuadamente, pero por supuesto no soltó a Jimin por ningún motivo con la excusa de que podía caerse, salieron de la habitación hacia el pasillo, siendo seguidos por la madre del paciente.
Avanzaron unos metros y al llegar a la estación de enfermeros, Jimin se encontró con uno de sus compañeros, un alfa rubio llamado Yeosang. El omega soltó a Jungkook asegurándose de que se sostuviera de su madre y caminó hacia el alfa rubio para darle un abrazo.
—¡Feliz cumpleaños, Sang! —dijo parándose de puntas para estrechar al chico que era unos centímetros más alto que él.
—Gracias, Jim —agradeció sonriente, pero se retiró de inmediato del abrazo bajo la mirada curiosa de Jimin—. Es que me mostró los colmillos —señaló con la cabeza hacia atrás del omega. Jimin pudo ver con sus propios ojos cuando Jungkook estaba gruñendo en silencio mostrando los colmillos; tenía el ceño fruncido, las pupilas dilatadas dejando ver la oscuridad de su interior, el alfa estaba listo para atacar mientras su madre lo tironeaba suavemente para que no hiciera un desastre.
—Cálmate cachorro, ¡por Dios! —regañó la pelinegra.
—Mi omega —su voz siendo más profunda y rasposa, la posesión haciéndose presente mientras el omega tenía el ceño fruncido y lo observaba furioso, por algún motivo podía controlarse con la voz alfa de Jungkook, sentía su interior removerse pero no tenía influencias negativas en él o su omega; era otra de las cosas que lo hacía convencerse sobre el asunto de los predestinados.
—Jungkook... —advirtió en tono molesto.
—¡Lo siento! —dijo con voz normal, agachando la cabeza en señal de sumisión—. Lo siento, de verdad lo lamento tanto —dijo sonrojado y apenado realmente.
—No hay problema —Yeosang rió—. Nos vemos luego, Jim —apretó la mejilla de Jimin entre sus dedos en forma burlona y se despidió, claro está que el rubio no escuchó el gruñido que Jungkook soltó ante su acción, y si lo hizo lo ignoró a la perfección.
—Nos vemos, Sang —Jimin agitó su mano para después dirigir su mirada aún molesta al alfa—. ¿No podías intentarlo un poco más? —negó y volvió a tomar el brazo del alfa.
—Lo siento, lo diré mil veces más si es necesario —dijo cabizbajo—. Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo sien... —comenzó a caminar lentamente.
—¡Ya basta! —dijo entre carcajadas el omega—. Te perdono, pero esos instintos son los que si debes controlar.
—Sigo sin entender la diferencia entre controlar y reprimir —se quejó el ojiverde.
—¿Eres estúpido, Jungkook? —dijo burlona su madre—. La diferencia es clara, puedes tener celos o ser posesivo con Jimin porque es tu pareja —dijo y ambos chicos se pusieron colorados por el nombramiento—. Pero no es obligatorio mostrarlo.
—No te entiendo —negó confundido mientras seguía caminando a paso lento.
—¡Por Dios, Jeon! —bufó molesta mientras alzaba las manos al cielo—. Me haces quedar como la madre de un tonto —rió—. Es fácil, el sentimiento que sientes es normal, son instintos y está bien porque tu casta es pura, pero tu parte humana debe establecer un límite, demostrar tu posesividad pero sin querer atacar al primero que se le acerque a Jimin.
—Es que intento controlarlo, pero es difícil —dijo en un tono triste que apachurró el corazón del omega.
—Y sé que es complicado, por eso no me molesté de verdad —lo tranquilizó rápido acariciando su brazo—. Así que deja ya de lamentarte y sigue caminando —sonrió hacia él. Jungkook ocultó una sonrisa boba; Jimin es maravilloso y el alfa estará encantado de aprender sobre sus castas si él va a ser su guía.
Siguieron caminando por unos minutos hasta que Jimin pidió volver para no cansar demasiado a Jungkook; aceptaron y regresaron los tres juntos a la habitación. Jiyoung se despidió minutos después porque la hora de visitas había terminado, no sin antes llenar de besos a su hijo y despedirse del omega con un abrazo y un beso en la mejilla.
Los dos chicos se recostaron en la camilla luego de una discusión sobre quién debía dormir en el incómodo sofá; ambos querían hacerlo para bien del otro, pero al final Jungkook propuso que no sería incómodo dormir en la misma posición que la noche anterior, después de todo se iban a ahorrar las pesadillas.
Jungkook abrazó a Jimin por la cintura y el omega pegó la espalda a su pecho, entrelazaron las piernas y liberaron sus aromas para adormecer al otro. Sin dudas fue otra noche de gran descanso para los dos.
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